Va pasando el tiempo, y ciertas situaciones, en lugar de mejorar, empeoran. En materia de Personal en el Ayuntamiento de Getafe, hay un problema histórico, heredado y enquistado que viene de tiempos lejanos. Desde hace muchos años, la nefasta política de personal en materia de Recursos Humanos, ha ido alimentando un constante y creciente cúmulo de despropósitos, que ha llevado a generar unas situaciones tan injustas como deprimentes para las personas afectadas. Eso de empatizar, se ve que no va, con los que han creado y mantenido dichas situaciones.
No buscaremos lo que motivó en su momento a utilizar el recurso de las bolsas de empleo para suministrar de efectivos la plantilla municipal, obviamente, tener a gran cantidad de trabajadores en precario puede obedecer a oscuros intereses, desde "tener cogido de..." hasta "manipular la voluntad de las personas a base de miedo", etc. cada cual que piense lo que quiera. Más allá de divagar con teorías conspiranóicas, debemos ser capaces de encontrar soluciones, mal que les pese a muchos que prefieren manejar a trabajadores precarios, quizá por eso de que el miedo hace poderoso a quien lo domina.
Eso para empezar, pues lo de realizar convocatorias de listas de espera para cubrir ciertas plazas, puede llegar a entenderse, incluso a justificarse, por motivos de extrema urgencia y necesidad. Pero repito, no como manera habitual de proveer al Ayuntamiento de trabajadores. Lo correcto sería publicar Ofertas Públicas de Empleo según necesidad o como mucho cada 3 años, a partir de ahí acabar con las listas antiguas e ir creando nuevas según el orden establecido por el proceso selectivo en cuestión.
Lo que conlleva esta política de empleo tan precaria es que se dan situaciones de trabajadores temporales o con suerte, interinos, con más de 10 años de antigüedad. Sobra decir las limitaciones que tiene un trabajador temporal o interino. Y no hablemos de las expectativas, pues cada día de trabajo se convierte en un día más de inestabilidad y un día menos para poder retomar las riendas en lo que al aspecto laboral se refiere.
Añadamos a esta situación otra aún peor, resulta que tras aprobar diferentes exámenes para pasar a formar parte de una bolsa de empleo, que más parece la "Lista de Schindler", dicho sea con todo el respeto del mundo, se da la paradoja de que de nada sirve haber quedado el nº1 de dicha lista pues al final todo está condicionado a la fortuna que tengas en la vida. El nº4 de una lista puede seguir dando tumbos y el nº65 de la misma lista o el nº45 de una lista posterior puede llevar de interino/a, prácticamente desde que tuvo la suerte de ser llamado... ya se sabe la máxima esa de "ESTAR EN EL MOMENTO JUSTO EN EL LUGAR ADECUADO". De nada sirve quedar delante en la lista pues te pueden ofrecer un contrato de sustitución de 2 horas para cubrir la reducción de jornada de un/a trabajador/a y así pegarte los próximos años, o te pueden ofrecer un contrato a jornada parcial para trabajar todos los fines de semana y "moscosos" de los "compañeros" del turno de diario, o te pueden ofrecer una prejubilación y después de "chuparte" X años a jornada parcial, el último seguramente a jornada completa para pasar a depender exclusivamente de tener un/a jefe/a lo suficientemente influyente para justificar que debes quedarte de interino/a.
¡Ah!, pero como dice algún/na iluminado/a desde su puesto de privilegio: "Es que ese trabajo lo aceptó de manera voluntaria, nadie le puso una pistola". Obviamente, cuando se está en el paro, o se tiene un trabajo aún más precario, si cabe, y se necesita llevar dinero a casa, la mayoría de seres humanos aceptan cosas que en otras circunstancias serían inaceptables, esa es la ventaja del que administra el empleo, a quién seguro que le haría sentirse aún más satisfecho si pudiera ofrecer puestos de trabajo a cambio de un plato de lentejas diario... seguro que alguna persona lo aceptaría de manera voluntaria sin tener una pistola apuntándola.
Sucede, que en el ámbito de las Administraciones Públicas, deberían de respetarse, más aún si cabe que en lo privado y de manera ejemplarizante, los principios constitucionales esos tan manidos de IGUALDAD, MÉRITO Y CAPACIDAD.
Supeditar la carrera profesional y condicionar la vida de una persona al "Axioma" de "ESTAR EN EL MOMENTO JUSTO EN EL LUGAR ADECUADO" no es justo.
"TODA CAUSA TIENE SU EFECTO, TODO EFECTO TIENE SU CAUSA"
Luis Antonio Grisolía López
Delegado de CSIT Unión Profesional del Ayuntamiento de Getafe
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